Ningún viaje es más o menos importante. Cerca o lejos, me gusta viajar y este fin de semana que pasó hice mi último viaje del 2018. Tenía a Mérida desde hace mucho tiempo en mi Bucket List y justo esas ganas de ir se combinaron con la oportunidad de un concierto.
Entonces Fabián y yo decidimos hacer una maleta con lo necesario y salir a carretera antes de que se terminara el 2018. La verdad es que no fue un viaje largo, fue un roadtrip ultra express, pero bastante divertido.
Me hace feliz tachar este lugar de mi lista porque realmente no está muy lejos de mi ciudad y creo que vale muchísimo la pena visitarlo. Así que aunque este blog esté cortito, no quiero dejar de compartirles mis aventuras y algunas fotos que tomé durante el fin de semana.
Llegando a Mérida.
Salimos de casa como 6:00am. Últimamente levantarnos temprano es algo que hacemos seguido para que nos rinda el tiempo, así que salimos con un termo de café caliente y con muchas ganas de comenzar el día.
Llegamos como a las 8:00, hora local y nuestra primera parada fue el Paseo Montejo.
Me quedé maravillada con esta avenida, es completamente hermosa y hay muchos lugarcitos increíbles para tomar café, también existen algunas casas que te hacen sentir como Europa, las fachadas increíbles a cada cuadra le dan un ambiente muy peculiar.
Mi primera parada, un macchiato con canela en un Bar de nespresso que encontré dentro del Fiesta Americana. La mejor manera de empezar el día es con un café en mano y un lugar inspirador, así que después de esto no podía esperar a conocer más de la ciudad.
Hotelito chiquito, pero bonito.
Decidimos quedarnos en el hotel “Las Marionetas”, que está a metros del centro y que tiene enfrente a un lugar super padre llamado “La negrita”, como les conté antes, no soy fan del airbnb así que me encanta descubrir hotelitos bonitos y este viaje no fue la excepción.
Me encantó el lugar, porque es un hotel pequeño, tipo haciendita, muy limpio y acogedor, la atención estuvo súper y el precio también.
Les dejo la liga aquí quieren echar un vistazo.
Paseo por el centro.
Entramos a la catedral, que debo decir me encantó.
Fun fact: soy fan de adivinar el año de las iglesias o monumentos, me gusta saber el tiempo que tienen y también en qué período se construyeron, me resulta interesante saber que existe como una especie de tiempos simultáneos entre nosotros y los espacios antiguos.
También me encantó pasear por el parque que está enfrente, lleno de gente vendiendo artesanía, me recordó un poco al pueblo donde vive mi abuela por donde solía caminar con mi mamá y mis tías en vacaciones de verano.
Un highlight de nuestro viaje era ir a la Sorbetería Colón, y ¡OMG! No puedo describirlo, el mantecado y el sorbete de crema morisca que me comí (una especie de sorbete con amaretto, guayaba, leche y la verdad no sé qué más), fue una de las cosas que más disfruté comer ese día.
Otra visita pendiente era el mercado, la verdad no pude tomar fotos dentro porque había muchísima gente, pero en cada viaje procuro ir a un mercado local, me encanta pasear, comer y comprar en estos lugares porque solo así puedes conocer más sobre la cultura de las personas que viven ahí y sobre la gastronomía tradicional.
La verdad entre la cochinita, el relleno negro y el pavo, no sabía cual elegir, es muy complicado cuando vas con el estómago vacío queriendo elegir que comer, también hice algunas compras como chile habanero, frijolitos de espolón, algunos dulces típicos, y ¡oigan! Una pausa para este dato curioso, espero que alguien de aquí me diga como se llama esta comida y como es que se come, ahí les va:
Iba caminando y vi que una señora, tenía una gran bandeja con frijol tipo “bayo”, pepita, cebolla y cilantro todo revuelto, como una especie de ensalada, y lo vendía en bolsitas, la verdad bastante barato (15 pesos) me dijo el nombre y me dió un poco para probarlo, no dudé en comprarlo, pero la verdad no puedo recordar como se llama. Eso sí, el sabor es espectacular, el aroma fuerte a pepita y a cilantro, algo mágico.
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Festival Internacional de Trova
Solo puedo decir que de las 4pm a las 11pm me perdí en el Festival de Trova, que era la razón por la cual decidimos ir a Mérida y disfruté cada instante. Esperamos muchas horas para el momento en el que saliera Jorge Drexler a cantar y entonces, la noche estuvo increíble, disfrutamos cada minuto del concierto, cantamos y aplaudimos muchísimo.
Espero poder regresar el año que viene, pero esta vez con más tiempo para seguir perdiéndome en las calles del centro que esconden muchos rinconcitos increíbles.
Al día siguiente visitamos el mercado de artesanías y desayunamos en “La Chaya Maya”, aquí decidí quitarme cualquier estorbo y pedir una chilaquiles de relleno negro con pavo, espectaculares debo decir, la porciones en este lugar son bastante generosas, y el café estaba tan rico, que el refill no lo pude negar varias veces.
Caminamos un poco más por el centro y regresamos a casa, con la panza llena, el corazón contento y con un nuevo check en mi lista de “lugares por conocer”.
Espero regresar pronto, porque me faltaron muchos spots de café que me recomendaron por instagram, así como parquecitos y museos.
Esta vez espero no pase mucho tiempo antes de regresar.