Aprenden a decir “no”, es una tarea con mucho camino por recorrer.
Puede ser que mi cumpleaños 25 haya pasado como maratón de Netflix ante mis ojos. Acabo de cumplir 27 y aunque ya sé que no ha pasado mucho tiempo en cuestión “años”, he notado que no soy la misma.
Me he dado cuenta que entre más crecemos, vamos soltando todo aquello que no nos llena. La percepción del tiempo es diferente, parece que el reloj corre a mil por ahora y cuando te sientas los domingos a pensar que es lo que haces para tener una vida más feliz, antes de que el siguiente lunes te sorprenda, vienen mil preguntas a tu cabeza, entre las cuales están;
¿Debo hacer esto?, ¿Me hace feliz? o bien ideas como: “odio hacer esto, pero tengo que hacerlo”, “no me gusta, pero puedo soportarlo”.
Aprender a decir: “no”
Decir: “si” a todo, estar presente en cada momento, tener que cumplir todos los compromisos, ha dejado de ser una prioridad. No es que me haya vuelto una ermitaña y que esté encerrada 24/7, pero la verdad es que llevo un tiempo haciendo lo que de verdad me llena sin importar si tengo que posponer o decir: “no”.
Cuántas veces hemos ido a reuniones, o nos hemos encontrado en situaciones en las que pasa por nuestra cabeza “hubiera preferido hacer x cosa en lugar de estar aquí” ó “hubiese inventado algo para no venir”.
Decir “no” requiere de una práctica constante, casi como si fuera un deporte, cuando lo dominas créeme que es revelador, tanto, que te vuelves consciente de la cantidad que cosas que hacías por “compromiso”. Creo que una parte de tenerse amor propio es aprender a respetar tu propio tiempo.
Me he dado cuenta que el compromiso más grande que tengo a diario es ser amable conmigo misma, no reclamarme ni regañarme porque no hice o no quise, tener esa “pausa” para mi y dejarme llevar. No es fácil, aún existen momentos donde lo olvido y tengo que comenzar de nuevo.
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Decir “no”, está bien. Después de todo, ¿quién puede cuidarte mejor que tú misma?, me di cuenta que sentarme a tomar café mientras pienso en algún proyecto personal es importante, que los correos no leídos o las conversaciones en las que no quiero estar, no son obligatorias. Sentir que la semana tiene solo 2 días porque a veces no rinde el tiempo para todos los planes, pero que cuando decido parar ya sea para relajarme, ver a mi familia, pasar tiempo en pareja o bien solo “existir en mi espacio favorito”, eso es prioridad.
Todo esto no quiere decir que de alguna manera me olvide de mis compromisos, es simplemente balancear todo lo que debo hacer con lo que deseo hacer, sin que las cosas o momentos pocos objetivos en mi vida se adueñan de espacios importantes.
No caerle bien a todos, esta bien.
Este es una frase que últimamente llevo conmigo, “no caerle bien a todos, está bien” creo que una parte de mantener esa paz mental, es sentirse libre. De ser, vestir, creer y sentir como mejor me plazca. Es maravilloso encontrar gente o amigos nuevos con afinidad de gustos, pero; ¿qué pasa cuando estás en un círculo donde sientes que no haces “click” con todos?, ¿te ha pasado?. A mi sí, incontables veces y eso es porque cada persona es un mundo, cada persona posee y vive una realidad distinta a la nuestra.
Entonces desde hace tiempo he intentado, ser solo yo, caerme bien a mi misma, siéndome fiel siempre a lo que creo y a las cosas que me gustan, después de todo: ¡qué flojera caerle bien todos menos a ti misma!
No quiero vivir con la sensación de que voy acumulando aprobación de todos, no quiero estar pensando en aciertos que no me llenan, ni conviviendo por compromiso.
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Conservar a las personas que te llenan de verdad.
Las verdaderas relaciones son aquellas donde las personas deciden quedarse contigo, a pesar de tu sentido del humor, tus bromas locas y chistes malos. Los verdaderos amigos se quedan a pesar de todo, porque no siempre estás de buenas, pero sabes que entre tú y las personas que te rodean existe una conexión especial inquebrantable.
Siempre pienso que algún día despertaré y tendré 60 años o a lo mejor más y podré sentir esa plenitud de haber vivido al máximo. De haber cumplido mis propias expectativas, no las de alguien más y de decir: “carajo he vivido como he querido y me siento satisfecha”.
Por otro lado agradezco las diferencias que me puedo llegar a encontrar porque se que aunque algunas me sacan de control hay otras que me ayudan a crecer y a conocerme a mi misma, si no fuera así, la vida sería demasiado fácil, monótona y predecible.
Mi único objetivo es sentirme bien conmigo misma y saber que cada paso, lo doy firme porque así lo he decidido.
Espero que estas revelaciones te sirvan de algo si te has sentido así en algún momento.
Decir: “no” definitivamente no es algo fácil, pero una vez que entras en práctica, decirlo te alivia de muchas formas, al igual que aceptar que lo que piensen u opinen los demás de ti, no tiene importancia alguna.
Recuerda que nadie puede quererte y cuidarte mejor, que tú misma.